9788483072844
El concepto de Crítica de arte en el romanticismo alemán
Walter Benjamin
Editorial: Península Fecha de publicación: 31/08/1988 Páginas: 176Formato: Rústica, 21 x 13,4 cm.
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Se trata del primero de los once volúmenes de esta edición realizada a partir de la publicada en Alemania por la prestigiosa Suhrkamp Verlag, en edición de Rolf Tiedemann y Hermann Schweppenhäuser. El presente volumen incluye las obras "El concepto de la crítica de arte en el Romanticismo alemán", "Las afinidades electivas de Goethe" y "El origen del Trauerspiel alemán".
La primera selección de textos esenciales de Walter Benjamin.
Esta es la primera selección que se publica en España de los textos fundamentales de Walter Benjamin, escogidos cuidadosamente a partir de los cuatro volúmenes de Iluminaciones y el de Discursos interrumpidos. Benjamin fue uno de los críticos culturales más originales e indispensables del siglo XX.
Este libro incluye, entre otras reflexiones, las que dedica a Kafka, a quien le unía una estrecha afinidad personal, sus estudios sobre Baudelaire, Proust y Brecht, así como su ingenioso (y emblemático) texto «La obra del arte en la era de su reproductibilidad técnica», una discusión esclarecedora de la traducción como modo literario y sus tesis sobre la filosofía de la historia.
Críticas:
«Benjamin fue uno de los grandes escritores europeos de este siglo.»
Philip Toynbee, The Observer
«Su método característico entrar en un tema en ángulo, avanzar paso a paso de una recapitulación perfectamente lograda a la siguiente es tan instantáneamente reconocible como inimitable, ya que requiere un agudo intelecto, un aprendizaje ligeramente gastado, y un estilo de prosa que, una vez que dejó de pensar en sí mismo como el doctor Benjamin, se convirtió en una maravilla de precisión y concisión.»
JM Coetzee
«Benjamin explicó la modernidad con una autoridad que ni cincuenta años de cambios imprevisibles ha debilitado.»
Frank Kermode, The New York Review of Books
Poco o nada sabía Benjamin de Ibiza cuando decidió realizar su primer viaje en abril de 1932, pero la improvisación determinaba muchos de sus pasos, y ésta tenía que ver a menudo con su cambiante situación económica. Todo parece indicar, sin embargo, si nos atenemos a sus escritos, que el Mediterráneo se le reveló en Ibiza de un modo peculiar, tal como otros viajeros de la época reflejaron también en sus respectivas obras literarias, pictóricas o fotográficas. La sensación de estar pisando una tierra “arcaica” en todas sus manifestaciones, desde la arquitectura hasta la economía, siempre con “el paisaje más virgen que jamás he encontrado”, milagrosamente conservada por encontrarse “al margen de los movimientos del mundo, incluso de la civilización”, era común entre los pocos y selectos visitantes de aquel tiempo, y Benjamin se lo cuenta a Scholem ya en su primera carta, escrita sólo tres días después de su llegada. Entre el desasosiego y la desesperación, asoma no pocas veces la luz del paraíso mediterráneo, como un efímero remanso, imposible de retener. Bajo esta luz nacen con esperanza sus escritos, sobre los que Benjamin da buena cuenta también en estas cartas. (Vicente Valero)